Durante décadas, los "idea guys" fueron el chiste de Silicon Valley.
Ya sabes el tipo. Aparecía en meetups con una visión grandiosa y buscaba "solo un desarrollador" para construir la siguiente gran cosa. Los técnicos se burlaban. Y tenían razón.
Las ideas eran baratas. La ejecución, cara.
Cuando fundamos Startups Academy, teníamos un dicho: "Lo importante no es la idea... ES APRENDER A EJECUTARLA."
Mucho ha cambiado hoy en día.
El poder estaba en las manos que sabían exactamente qué botón presionar y cuándo.
Pero algo cambió cuando Sam Altman escribió sobre la "singularidad gentil" esta semana. La IA generativa no es la explosión dramática que esperábamos. Es un río que se desborda lentamente hasta que de repente estamos nadando en abundancia.
La inteligencia está volviéndose demasiado barata para medirla.
Y cuando eso sucede, la escasez se mueve hacia otro lugar.
Ayer conversaba con un emprendedor que buscaba talento técnico para su startup. Alguien que pudiera debatir con su arquitecto de software, que dominara el "hacer". Después de una larga conversación, logré convencerlo de algo distinto.
No necesita alguien que domine el hacer. Eso lo conseguimos con vibe coding.
Necesita alguien que domine la solución de problemas. Que entienda qué quiere lograr su startup y sepa partir el problema en pequeñas partes para pasar a la acción asistida.
Los científicos ya reportan ser tres veces más productivos. Los novatos acceden a capacidades de expertos. Cuando todos pueden ejecutar, la pregunta ya no es "¿cómo?" sino "¿qué?" y "¿por qué?"
En los 2030s, según Altman, estaremos limitados por buenas ideas, no por la capacidad de ejecutarlas. Es como si hubiéramos construido un cerebro para el mundo, personalizado y fácil de usar.
Esto no significa que los expertos desaparezcan. Significa que solo mantendrán su ventaja si abrazan las nuevas herramientas.
Y los "idea guys" que tanto despreciamos están a punto de tener su momento.
No porque las ideas sean fáciles, sino porque identificar las ideas correctas se está convirtiendo en la habilidad más valiosa.
Cuando la ejecución se democratiza, ¿quién decide qué vale la pena ejecutar?
¿Estás preparando ideas dignas de un mundo donde construirlas será trivial?