El manual perdido: cuando un artículo de 1988 predijo el futuro de la IA generativa

Código Humano Fuente original

En enero de 1988, cuando la mayoría de nosotros ni siquiera tenía email, alguien escribió las instrucciones que necesitábamos para 2025.

Sallie Gordon lo sabía.

No podía predecir ChatGPT ni GPT-4, pero entendía algo más fundamental: que la tecnología más brillante fracasa cuando ignora cómo pensamos realmente los humanos.

"El usuario debe ver el sistema como una herramienta, no como un reemplazo."

Rick Rubin descubrió lo mismo treinta y siete años después, pero desde el estudio de grabación. Mientras la gente usa IA para dejar de pensar, él insiste: la máquina no tiene punto de vista. El punto de vista se lo das tú.

Es la misma advertencia que hizo Gordon sobre los sistemas expertos.

La tecnología no falla porque sea limitada. Falla porque nosotros dejamos de ser humanos cuando la usamos.

Gordon sabía tres cosas que siguen siendo ciertas:

La capacitación importa más que la capacidad técnica. No puedes simplemente entregar Claude a alguien y esperar magia. Necesitas entrenar a la gente en cómo pensar junto con la máquina, no solo qué botones presionar.

Las interfaces intuitivas vencen a las sofisticadas. Los mejores prompts no son los más complejos. Son los que imitan cómo ya trabajamos.

Y la confianza se construye paso a paso. No con demostraciones espectaculares, sino dejando que la gente descubra gradualmente que la herramienta los hace mejores en lo que ya saben hacer.

Rubin lo dice diferente: "Estamos libres para expresarnos porque no hay precedente." Como el punk rock. No necesitas años de virtuosismo técnico para crear algo nuevo. Solo una idea clara y la voluntad de experimentar.

Los equipos que adoptaron IA generativa con éxito siguieron sin saberlo el manual de Gordon: empezaron pequeño, diseñaron para humanos reales, y construyeron confianza antes que dependencia.

Los que fracasaron hicieron lo contrario. Prometieron revolución, entregaron complejidad, y se preguntaron por qué la gente prefería sus métodos antiguos.

La revolución no está en hacer que las máquinas piensen como nosotros.

Está en diseñar herramientas que amplifiquen cómo ya pensamos, sentimos y creamos.

Gordon y Rubin resolvieron el mismo problema desde extremos opuestos: uno desde la ingeniería, otro desde el arte. Ambos entendieron que del otro lado de la pantalla siempre hay un humano.

¿Qué pasaría si empezáramos por ahí?

Timeline

Gracias a uno de mis lectores, que no solo compró mi libro "Vibe Coding sin Mitos", sino que me regaló esta joya: la revista AI Expert de enero de 1988. Estos encuentros inesperados son los que hacen que valga la pena escribir.

Si quieres explorar más sobre cómo Rick Rubin descubrió "The Way of Code", te recomiendo el podcast de a16z donde cuenta el origen de su inesperada nueva creación.

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