La coartada de estar ocupado

Código Humano Fuente original

La frase "estoy muy ocupado" se ha convertido en nuestro moderno pase de salida. Es la excusa perfectamente aceptable que todos usamos y nadie cuestiona.

Es cierto, al día no le podemos poner más horas. Tenemos un presupuesto fijo de tiempo y todos gastamos exactamente 24 horas cada día, ni un minuto más, ni uno menos.

Cuando decimos que no tenemos tiempo, lo que estamos haciendo es evitar la incomodidad de una elección. Es más fácil culpar al reloj que admitir que hemos decidido no priorizar algo.

La ocupación se ha transformado en nuestra coartada cultural. Es la manera socialmente aceptable de evitar compromisos sin tener que decir que no estamos interesados.

Lo fascinante es que las personas más efectivas tienen el mismo número de horas que tú y yo. La diferencia está en cómo enfocan ese tiempo, con conciencia plena de sus objetivos y del valor que generan.

David Allen lo entendió perfectamente: hacer algo rápidamente a menudo requiere menos energía que el trabajo continuo de recordar que necesitas hacerlo.

¿Y si cambiáramos la narrativa? ¿Y si en lugar de "no tengo tiempo" dijéramos "esto no es una prioridad para mí ahora"? Esa sinceridad brutal podría transformar cómo vemos nuestras elecciones.

Pero aquí está la distinción crucial: actuar con rapidez no es lo mismo que actuar precipitadamente. Hacer las cosas "de afán" puede resolver el problema inmediato, pero rara vez produce trabajo excepcional.

La próxima vez que te encuentres diciendo "estoy demasiado ocupado", pregúntate: ¿Estoy enfocando mi energía en lo que realmente importa?

Quizás la verdadera productividad no consiste en hacer más en menos tiempo, sino en crear las condiciones para que emerja nuestra mejor versión.

texto alternativo

Compartir: