La mayoría de nosotros entramos a una reunión creyendo que ya tenemos la mejor solución. Es cómodo. Es reconfortante. Es completamente natural.
Ev Williams, cofundador de Twitter, compartió una vez una reflexión que nunca he olvidado: "No importa cuán grande sea tu empresa, no importa cuán increíbles sean las personas, hay muchas más personas inteligentes fuera de tus muros que dentro de ellos."
No es matemática compleja. Es sentido común que olvidamos convenientemente.
En un mundo de 8 mil millones de personas, ¿qué probabilidad hay de que las 50, 500 o incluso 5,000 personas en tu organización tengan las mejores ideas sobre cualquier tema?
Las ideas son como las semillas. Necesitan cruzarse para crear algo nuevo. Aisladas, eventualmente pierden su vigor.
Por eso me encantan espacios como la Tertul(ia), donde nos sentamos a conversar sobre la IA generativa y su impacto, o ecosistemas como Magnolia que potencian colectivamente el impacto de estas tecnologías. Son lugares de comunidad, de inspiración, de humildad deliberada.
La IA generativa nos muestra esto con claridad cristalina. No estamos creando inteligencia en vacíos. Estamos orquestando conversaciones entre millones de voces diferentes.
La innovación real rara vez surge de genios solitarios. Surge de personas que son lo suficientemente valientes para admitir que no tienen todas las respuestas.
Las mentes más brillantes de nuestro tiempo no son islas de conocimiento, sino puentes entre mundos de ideas. La verdadera ventaja competitiva no está en lo que sabes, sino en tu capacidad para aprender de todos los que te rodean.