La adrenalina invisible

Código Humano Fuente original

¿Notaste cómo cambiamos cuando nos enfrentamos a los límites? Esta mañana vi tres versiones del mismo juego peligroso.

Un indigente caminando a contraflujo por una calle oscura, desafiando al tráfico como si conociera un secreto que los demás no. Un atleta absorto en su música, cruzando sin mirar, protegido por la burbuja de su concentración. Y finalmente, peatones corriendo nerviosos por un cruce diseñado específicamente para ellos, como si fueran intrusos en su propio espacio.

Cada uno había encontrado una forma de desconectarse de la realidad. Por adrenalina, por flow, por prisa. Tres formas de ceder el control por un momento de libertad artificial.

Me hizo pensar en cómo navegamos la era de la IA generativa. Es tentador dejarnos llevar por la corriente: el código que se escribe solo, los textos que aparecen mágicamente, las imágenes que se generan en segundos. La adrenalina de ver qué puede hacer la máquina por nosotros.

Pero hay algo perturbador en ceder demasiado control. No somos el indigente jugando con los límites, ni el atleta desconectado del mundo, ni el peatón que corre por su propio espacio como si no le perteneciera.

La verdadera maestría no está en dejarse llevar por la corriente tecnológica, sino en mantener una mano firme en el timón mientras las aguas se aceleran a nuestro alrededor.

¿Qué pasaría si, en lugar de correr por la cebra, camináramos con propósito? ¿Si en lugar de ceder nuestra creatividad, usáramos estas herramientas para amplificarla?

Quizás la pregunta no es qué puede hacer la IA por nosotros, sino qué haremos nosotros con el tiempo y espacio mental que nos regala.

Tres cruces

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