Nunca he probado Chocolate Sol. Pero cuando ayer revisé mi agenda y vi cinco capacitaciones consecutivas sobre IA Generativa, automáticamente pensé: "Este va a ser un día Chocolate Sol."
Porque hay comerciales que trascienden el producto. Se vuelven código cultural. Una forma de describir algo que todos entendemos sin explicaciones.
"Un día Chocolate Sol" significa: hoy necesito toda mi energía.
Y sin embargo, nos preparamos mal para estos días.
Creemos que la energía mental es infinita. Que podemos saltar de "IA aplicada" a "IA para LinkedIn" a "IA para directivos" sin pausa, sin ritual, sin reconocer que cada tema exige una versión específica de nosotros.
Los atletas tienen rutinas pre-competencia. Los cirujanos se preparan meticulosamente antes de cada operación.
Nosotros nos lanzamos directo a la demanda cognitiva.
Ayer, entre la segunda y tercera capacitación, me detuve. Cinco minutos. Respiré. Pensé en cada audiencia que venía: sus expectativas, sus miedos con la IA, las preguntas que no se atreverían a hacer.
No era procrastinación. Era preparación.
Porque enseñar sobre inteligencia artificial no es transmitir información. Es traducir el futuro al presente. Es tomar algo que asusta y volverlo herramienta. Es ser puente entre lo que conocemos y lo que viene.
Eso requiere energía. Energía real.
El comercial mentía y decía la verdad al mismo tiempo. No es el chocolate lo que nos da energía para los días intensos.
Es reconocer que algunos días son diferentes. Y decidir conscientemente cómo queremos mostrar nuestra mejor versión.