A medida que Anthropic alcanza una valoración de $61 mil millones, su CEO Dario Amodei enfrenta una contradicción fundamental: crear la IA más poderosa del mundo de forma responsable, mientras compite en un mercado que premia la velocidad sobre la precaución.
En febrero, ante el lanzamiento inminente de Claude 3.7 Sonnet, el equipo de seguridad alertó de que el modelo podría ayudar a crear bioarmas. A pesar de la presión competitiva y estar en medio de una ronda de financiación multimillonaria, Amodei retrasó el lanzamiento para pruebas adicionales. La decisión ilustra la filosofía diferenciadora de Anthropic en el ecosistema actual.
El gran desafío de Anthropic se refleja en su marco de niveles de seguridad (ASL). Sus modelos actuales están catalogados como ASL-2, pero la empresa anticipa alcanzar pronto el nivel ASL-3, donde los sistemas podrían dar instrucciones útiles para crear armas biológicas. Esta progresión representa tanto su avance tecnológico como un peligroso punto de inflexión que exigirá implementar salvaguardas adicionales para evitar usos maliciosos.
Mientras tanto, Anthropic está generando $2 mil millones en ingresos anuales, duplicando cifras de hace solo cuatro meses. Amodei predice que la IA pronto revolucionará campos como la programación, donde ya está reemplazando tareas humanas, y eventualmente transformará la medicina, duplicando potencialmente la esperanza de vida humana.
Para un análisis completo sobre cómo Dario Amodei intenta ganar la carrera de la IA sin comprometer los principios éticos de Anthropic, te invito a leer el artículo original de Shirin Ghaffary en Bloomberg: "Can Anthropic Win the AI Race Without Losing Its Soul?"